40kg de felicidad

Os voy a relatar una jornada que nunca olvidaré:
Andaba yo con la mosca detrás de la oreja, con esto de la superluna y las buenas mareas que estaban haciendo, la actividad depués de los días de temporal iba a subir. Había que probar suerte.
Salida tempranito, como siempre. Las caballas están fáciles, hay muchísimas, cosa que es buena por la rapidez en capturarlas, pero mala porque el pescao tiene comida de sobra, hay que pasarle el cebo por la frente si quieres que pique.
El primer repunte pasó desapercibido, sólo se notó cambio en cuanto a las caballas. No pasa nada, a esperar.

Ya con la tarde y el foreñito entrando empezaba el siguiente repunte. A veces todos estos datos no sirven de nada, pero esta vez si acertó; de repente la boya se hunde levemente, la estaba mirando en ese momento. Cojo la caña y tiro un poco de ella para clavar, y bingo! comienza la carrera! Empezó fuerte, se llevo unos 150m de hilo y no veía que eso fuera a cambiar. Había que dominarla. Comienzo entonces, como buenamente puedo, a bombearla e intentar que cambie su rumbo opuesto al barco, por el de dirección a éste. Parece que me hace caso. Tuve dudas mientras recogía, se me pasaron por la cabeza miles de cosas, esos movimientos lentos pero potentes nunca los había sentido, sea lo que sea, era grande.

Y poco a poco vino, no sin antes dar una última carrera al ver el barco. Tras unos 10min de lucha y con el brazo reventado, ya está cansada, gracias en gran parte al material. La Ultramar se comportó como una campeona y me hizo muy cómoda la batalla.

Y lo demás pues ya os lo podéis imaginar. Tratar de embarcarla y disfrutar del pescado de mi vida.

Aquí os dejos el vídeo: